Mitología en La Marca del Guerrero.
El Reino
Dioses
Los dioses de los civilizados son dos: Auqa y Oddeim. Auqa
es el dios de la vida y Oddeim es el dios de la muerte. Ambos dioses son
benévolos y guardan a la humanidad. Generalmente cada persona escoge a uno de
ellos como su predilecto, lo que refleja en cierto modo su forma de ver la vida.
Auqa representa la vida, los nacimientos, las emociones, el
sexo, la fecundidad, las luchas… Es un dios que gusta de entregar a los hombres
aquello que hace que vivan la vida con más intensidad. La estación en que se le
atribuye más poder es la primavera. Se le representa como un hombre desnudo en
un campo abierto, gritando con los brazos alzados al cielo, sin extenderlos del
todo.
Oddeim es el dios de la muerte, de las reflexiones, los
sentimientos, la serenidad, el honor… Es aquel que dota de capacidad de
raciocinio a los hombres, les da seguridad y les enseña a ser cautos. La
estación en la que se le atribuye más poder es el invierno. Su representación
es la de alguien con la cabeza baja, cubierta por una capucha, en el fondo del
mar o de un lago.
Se les reza indistintamente según las circunstancias, con
pocas excepciones. Por ejemplo, si un familiar está enfermo puedes rezar a
Oddeim, para que la dolencia se mitigue, o puedes rezar a Auqa, para que
fortalezca su salud; incluso, si estás muy desesperado, puedes rezarles a
ambos. En un nacimiento, en cambio, nadie rezaría a Oddeim, como a nadie se le
ocurriría rezar a Auqa en una deliberación para tomar una decisión importante.
Se reza a Oddeim y Auqa cada amanecer, de forma privada o
conjunta, para pedirles que un día más cuiden del mundo, es momento también
para los ruegos personales, que pueden hacerse en voz alta o no. En algunas
partes del reino se considera una descortesía imperdonable no hacer acto de
presencia en las oraciones conjuntas, mientras que en otras esto no tiene la
menor importancia.
Las Eras del mundo
En general, estas épocas están reflejadas de forma casi
igual en todas las religiones, sean del interior del reino o del exterior, por
lo que se sospecha que tienen una base real. Sea como fuere, se las toma como
reales.
La era de la Abundancia (o El Paraíso)
Es la era del nacimiento del hombre, cuando todas las
criaturas vivían en completa armonía entre ellas y con su entorno. La comida existía
en abundancia, la naturaleza cubría sobradamente las necesidades humanas y no había
conflictos graves entre las personas.
La Época del Fuego
Durante la época del fuego las rencillas se extienden entre
familias y comienzan a formarse guerras. Fue una época muy larga en la que se
devastó, literalmente, el mundo en el que se vivía. Los bosques fueron
reducidos a cenizas o talados para la construcción de armas, los animales
fueron exterminados de la faz del mundo y, según se dice “las aguas dejaron de
fluir”.
La Época del Castigo
En la Época del Castigo los hombres tuvieron que enfrentar
las consecuencias de sus actos. Sólo cuando se quedaron sin árboles para crear
lanzas y flechas, cuando se quedaron sin aceite que hervir y echar desde los
muros de las fortalezas, sin caballos que montar en el frente de batalla, se
dieron cuenta de lo que habían hecho. La vida animal y vegetal estaba
prácticamente destruida en su totalidad, por lo que esta época es símbolo de
miseria y penurias. Canibalismo, hambre, enfermedades, suicidios y desesperación
se extendieron por todas partes, llevando a la raza humana al borde su propia
extinción.
El Siglo Baldío
El siglo baldío es una época de la que, misteriosamente, no
se guarda memoria alguna, ni escrita, ni
oral ni pictórica. Aunque los bárbaros tienen una historia distinta que
aportar, para los habitantes del reino es un espacio de tiempo sin ninguna
información. Hay muchas elucubraciones respecto al siglo baldío, la apoyada por
la Institución (ver más abajo) es que en esta época los hombres suplicaron la
reconciliación con los dioses y juraron no repetir los pecados cometidos
durante la época del Fuego.
La Era del Renacimiento
Se extiende desde los primeros escritos descubiertos después
de la Época del Castigo hasta el momento en que se encuentra el reino. De esta
era se sabe que los primeros brotes resurgieron, los primeros animales
regresaron y la sociedad, tal y como es conocida por los civilizados, fue
formada. Se establecieron las leyes, se dividieron los reinos, se instauró la
nobleza, se prohibió el uso de armas a los plebeyos, se regularizó la ganadería
y se impulsó la regeneración de especies animales y vegetales. Se erigió la
poderosa Institución y se incluyeron los pecados en el incumplimiento de leyes.
Estructura
La Institución se encarga de hacer que las leyes, en el
aspecto moral, sean cumplidas. Extienden la fe por todo el reino y también más
allá de la frontera Norte entre los llamados “extrafronterizos”, habitantes
exiliados o que abandonaron el reino por no poder pagar los impuestos (o por
cualquier otra razón).
La Institución tiene teóricamente sólo dos grados
jerárquicos: los sacerdotes y el Sumo Sacerdote, que es el que se encarga de
castigar los crímenes cometidos por otros miembros de la Institución. Lógicamente,
esto es mucho más complicado y el poder de un sacerdote se mide en gran medida
por donde está destinado, como también por su influencia en los diferentes
señores, por su capacidad económica y por diversas razones más.
Actualmente, la Institución está bajo el práctico dominio de
la familia Aivanek, que se encarga de manejarla desde dentro, ya que desde hace
años no sólo destina una importante cantidad de dinero a sus miembros, sino que
muchos de los hombres y mujeres de la casa Aivanek han entrado a formar parte
misma de la Institución. Esto significa que una gran cantidad de sacerdotes
tienen o bien sangre Aivanek o bien un capital gracias a ellos.
Este condicionamiento se ve agravado si se toma en cuenta
que la Institución tiene al menos un sacerdote importante en cada campamento
militar, y estos tienen sobre los soldados, que desarrollan una poderosa fe
debido a la Marca del Guerrero, una gran influencia.
La religión en las familias nobles
En la mitad Sur predomina la adoración de Oddeim. Así, los
Ustípede, los Salvino, e incluso los Aivanek son seguidores de este dios, a
quien dedican especial atención. Como contrapunto, los más vividores del reino,
los Balliot, son fieles creyentes de Auqa, el dios de la vida y las emociones.
En la mitad Norte del reino, los guerreros Galdaba, los
ganaderos Yorkuk y la familia real Amoyda tienen a Auqa como su predilecto,
mientras que los sibilinos Optuyetade y los maquiavélicos Cublión prefieren a
Oddeim.
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